La Ciencia, el Arte y la Literatura integran en realidad la cultura de los mayas, aunque sus conocimientos prácticos de agricultura y de gobierno forman, indudablemente, parte también del acervo cultural maya.
Los mayas son uno de los pueblos más originales en la historia de la Humanidad y han mantenido con mayor constancia y continuidad la fidelidad a sus patrones culturales.
La cultura y sabiduria del pueblo maya se forma precisamente en el lugar donde va a desarrollar todo su devenir como pueblo o, dicho en otras palabras, los mayas que llegan a los altos de Guatemala y que después se instalan en el Petén, en Honduras, Belice y Yucatán, no trajeron consigo la cultura y las formas de vida que les serán propias, sino que las fueron formando todas ellas por obra de la agricultura del maíz y las hortalizas, del clima y de los elementos circundantes, colonizando tierras boscosas o yermas, disputándole a la selva el terreno para la milpa.
Todo el pueblo maya participó de una misma cultura, con sus variantes regionales, claro está, pero los depositarios y organizadores de la cultura fueron los miembros de la élite sacerdotal.
Podría decirse que la cultura de los mayas es una esencialmente intelectual, sometida en sus formas más altas (Ciencia, Arte y Literatura) a la poderosa cohesión e influencia del clero. Sobre una base económica rural se monta una de las más refinadas culturas de la Humanidad, que mantiene su unidad y la continuidad de sus logros en virtud de la solidaridad sacerdotal.
A poco que meditemos sobre las características del conocimiento maya hemos de asombrarnos, lógicamente, que en Copán (Honduras) y en Palenke (Chiapas), separadas ambas ciudades por cientos de kilómetros y de llanuras y selvas, se usara del mismo calendario y se adorara a los mismos dioses, siendo su arte similar. Este milagro de unificación se debe sin duda a los «concilios» sacerdotales, reunidos para confrontar resultados científicos, corregir la cuenta de los años y otros aspectos similares, ya que todo el panteón religioso es una fabricación puramente sacerdotal.
En alguno de los altares de Copán nos ha quedado la comprobación gráfica de estas reuniones sacerdotales.